El fiscal pide 10 años de cárcel para la acusada de apuñalar a una monja
M. B. L. M. será juzgada el próximo miércoles por el delito de asesinato en grado de tentativa de febrero de 2010 en el Albergue Covadonga
28.01.11 - 03:14 -
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La acusada de apuñalar a una monja en el Albergue Covadonga en febrero de 2010 se enfrenta a una pena de diez años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa. El fiscal le exige además el pago de una indemnización de 6.630 euros por las lesiones provocadas y otros 15.000 por las secuelas. El juicio se celebrará el miércoles en la Sección Octava de la Audiencia Provincial, con sede en Gijón.
Según consta en el informe de la acusación pública, tal y como adelantó EL COMERCIO en su día, la procesada -M. B. L. M., nacida en 1959- se personó en el albergue sobre las ocho de la tarde del 14 de febrero y exigió al portero hablar con la religiosa sor Marcelina, de 76 años. Accedió pese a que aún faltaba una media hora para que sirviesen la cena. La acusada «cerró la puerta de la antesala de la cocina para que no la escucharan y esgrimió un cuchillo de cocina de borde dentado de 13,5 centímetros de hoja». La atacó «de forma imprevisible y sorpresiva con ánimo de causarle la muerte». Le clavó el arma en el cuello y en el pecho. «Mientras la víctima estaba en el suelo intentó volver a herirla en varias ocasiones, hasta que intervinieron terceras personas que la desarmaron y la redujeron», relata el fiscal.
El informe elaborado por los médicos forenses es claro: «Las lesiones le afectaron a estructuras vitales y la penetrante en el tórax, en caso de no existir actuación médica inmediata, hubiera determinado su fallecimiento». La monja fue asistida de emergencia y trasladada en estado crítico al Hospital Central de Asturias, donde permaneció ingresada quince días.
Graves secuelas
Como secuelas, presenta lesión del nervio espinal con atrofia y discreta limitación de movilidad del músculo trapecio derecho y cicatrices en la región cervical de doce centímetros. En la región torácica presenta una cicatriz de 17 centímetros y otras dos de casi dos centímetros en la línea axilar derecha por el drenaje pleural.
Debido a su delicado estado de salud, sor Marcelina dejó la entidad de caridad y vive en una casa de retiro que la orden tiene en Valladolid. El miércoles está citada a declarar ante el juez para que ella misma cuente cómo se desarrolló el violento episodio que le cambió la vida.
El ministerio fiscal es contundente y tipifica el delito como un intento de asesinato al considerar que la procesada actuó con alevosía y consciente en todo momento de lo que hacía. Ella misma, en la primera declaración que hizo en el juzgado, confesó haberla apuñalado por haberle negado previamente el alojamiento en el albergue. Permanece desde entonces interna en el centro penitenciario de Villabona tras ser detenida en el lugar del suceso por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que acudieron a la llamada de alerta de los testigos. Algunos de ellos rememorarán el duro episodio la próxima semana.
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